"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca", Jorge Luis Borges


22 de abril de 2013

De ¨equinoccios¨ y ¨orichas¨, de Eduardo Fernández Fernández


DE "EQUINOCCIOS" Y "ORICHAS"



Gusto peinar los caminos

como Elebguá agorero

desde las tardes de marzo

hasta las noches de enero,

limpiando mis vecindades

de sabandijas y hedores

de joyas harto ancestrales

y de malditos temores.



Lo espero porque me visto

con nubes de Obatalá,

lo quiero porque no existo

para las cruces de Oyá.



Tenme mi oricha mulata

colgado de tus collares,

copulemos sin alharaca

trocando ríos en mares.



Almorcemos en la jungla

las frutas de tu bembé,

Changó que todo retumba

por virilidad de usted.



Bajo sopor de chicharras

tocando allegro orbital,

mueve curvas de guitarra

negra Yemayá de la mar.



Te quiero sin folclorismos

para turistas ni putas,

en tu carnosos abismos

la santidad no me abruma.



Ay, sangre de las quimeras

que derramó la vil trata

de familias muy negreras

sepultando alma mulata.



Ay, damas de blanca alcurnia

en mi Isla de las entrañas,

de tantos nombres de cuna

tejiendo criollas patrañas.



Sin ser negro en apariencia

y de ancestro en alpargatas,

duele antigua penitencia:

memoria cruel que amalgama.



Ven, San Lázaro el perrero,

mi harapiento Babalú.

Salva llagas del cencerro

desnuda alma ante la cruz.



Ay, los "prietos" cimarrones

huyendo por las maniguas

no se olviden de los hombres

llovidos allende orillas.



Desde marzo hasta septiembre,

entre equinoccios cebados,

han de vivir para siempre

orichas luengo verano.


© Eduardo Vladímir Fernández Fernández, marzo de 2013




Ilustración: "La Silla" (Wilfredo Lam)




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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"Criticar no es morder; es señalar con noble intento el lunar que desvanece la obra de la vida", José Martí.